FORTALEZA
A mi hermana Eva.
LIV
Echaurren calle dormida,
Echaurren, calle sonámbula:
que no enturbie tus veredas
el barro de mis pisadas.
Echaurren, donde nací,
no te conocen las ramas,
porque tus árboles tienen
color ladrillo hecho brasa:
el sol los ha calcinado
y a lo verde nunca alcanzan.
Echaurren –qué precipicio-,
Echaurren, calle escarlata:
con los ojos en las manos
mis manos te están en gajos,
dando hidromieles de esperma
y ácidos azucarados.
Y te digo como hijo:
“Padre, ¿por qué estás descalzo?”
Me contestas como padre:
“Hijo, es tarde, apura el paso.”
Y te sigo echando voces
y tu me sigues clamando,
y a lo verde nunca alcanza
el barro de mis pisadas,
y a lo verde nunca alcanza
el barro de mis pisadas.
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