Cortejo y Epinicio.
Santiago: Cruz del Sur, 1949.

 

 

SADISMO

 

XXXIV

Ah ser la triste queja que ante el perro temible
insiste en su molestia de animal desbordado,
y acercarme, acercarme al perro incomodado,
y acercarme, acercarme al perro enfurecido,
y no saber y olerlo, y ahora ser el perro
que muerde horrendamente y con negra saliva
le salpica los ojos a la oveja sangrante,
y gozar del dolor: ser un dolor alegre:
la ola más alegre de los mares inmensos
y la nube más roja de todos los ocasos.
Ser la oveja insistiendo sin comprender, y el perro
que arranca de un mordisco el hocico a la oveja
y choca en su mordisco con la blanda mandíbula
y arranca la mandíbula, y la oveja que toca
el lugar de la sangre con las manos del aire,
con las manos del pasto: ser aquello que arde
en un insoportable torbellino de fuego,
y gozar del dolor: ser un dolor alegre:
la ola más alegre de los mares inmensos
y la nube más roja de todos los ocasos.
Ah ser el asesino, ser el puñal, la hoja
del puñal rebanando la carne y luego hundiéndose,
entrando en las entrañas con regocijo astuto
y rompiendo las tripas desventuradas: ser
el puñal que se mueve seguro en el volcán
de la carne asaltada, angustiada, crispada,
y gozar del dolor: ser un dolor alegre:
la ola más alegre de los mares inmensos
y la nube más roja de todos los ocasos.
Ser un coito de muerte entre un león hirviendo
de salvaje lujuria y una muchacha impúber,
y estar en el león que desgarra de amor,
y estar en la muchacha destrozada, en el cuello
de la muchacha agónica, y gozar del dolor:
ser un dolor alegre: la ola más alegre
de los mares inmensos y la nube más roja
de todos los ocasos.
Ser el hombre atrapado
por las aguas fatales, volviéndome morado
entre algas hambrientas, y ser también las aguas
curiosas, ser el pánico y la inútil batalla,
y gozar del dolor: ser un dolor alegre:
la ola más alegre de los mares inmensos
y la nube más roja de todos los ocasos.

David Rosenmann-Taub. Cortejo y epinicio.
Santiago de Chile: Cruz del Sur, 1949, p. 91.