ESFERA
XIII
DIALOGO SEPULCRAL
Y me imprecaste en medio de la sala:
«Te sacudí la vida y no morías;
te ceñí con mi absorta gangrena y no morías.»
«Ven» - repliqué desde el usurpador
candado -: «¡carcelero!
Ya mucho que acongojas, lenidad,
mi innoble guarnición:
el cendal aborigen
trastrocará en arteria de puntuales
levaduras. Empújame a tu apremio:
me reconquistarás
como cuando de bruces gusté el trance
de los hielos. Palpítame.
Que, recordando, olvidas.»
Zodíaco de amén,
tu mirada bordó fénix guirnalda
que anudó las cortinas y trizó las ventanas.
Dentro de ti, por fin, agonicé. |