El cielo en la fuente
La mañana eterna
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Santiago: LOM Ediciones, 2004.

 

 

 

XIV

En el peine de ater titilaba un cadejo
Tu madre
           se peinaría
                      con ese peine.

Mi trenza izquierda.
De mi madre no. Mi madre, ciega, en la ciudad.
No soportas.
No cambias. Te inauguras.
Te caleces, soñando
con ese peine.
De veras, mi trenza derecha.
Penumbra. Cuello. ¿Me aguardas?
Devuélveme ese cadejo.
Madre, dice que le devuelva un cadejo,
y el peine no era mío,
y el cadejo, intacto, no es cadejo,
sino la sombra de las clavellinas,
que me contempla desde que nací.

Jesusa hirió la sombra
y hundió en el corazón una floresta maciza cual la rosa que desposé en la noche.

David Rosenmann-Taub. El cielo en la fuente / La mañana eterna.
Santiago de Chile: LOM ediciones, 2004.