VII
Terca madrugada para Jesusa, delgaducha, peligrosamente delgaducha.
Mi madre lo quiere así.
Hay que prepararle las tisanas.
Más tarde, hija, más tarde.
No puedo, padre: hay que prepararle las tisanas.
Levántate como siempre.
No puedo, padre: hay que prepararle las tisanas,
hay que prepararle las tisanas.
Yo cumplo.
Ay, ahora cómo arguir que esas tisanas eran su corazón.
|